Durante finales de los años 70, fue muy común ver unos modelos de avión que, colgados de un hilo del techo, giraban y giraban cual si volasen, gracias a un pequeño motorcito eléctrico que accionaba una hélice trasera. Existían que yo recuerde, dos modelos concretos, un Boeing 727 de Iberia, y un Phantom F-4, ambos en color blanco. Posteriormente se añadió un helicóptero al catálogo. Estos aviones fueron fabricados por una industría de plástico de Madrid, célebre por sus taburetes de diseño durante los 80.
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